martes, 9 de febrero de 2010

Descenso

Yo
La poesía
Mis palabras
La música
La gente querida
Y no tanto
La verdad
Mi coraza
Mis vicios
Los miedos
Un aguacero
Mi madre,
Yo
Nadie a mi alrededor
El silencio
La desesperación
Los grillos
Aquella calma
Saber que hay
A veces no poder
La fuerza,
Yo
Este alma desgajada
La sangre
Tu cordura
El respeto
Los espejos
La falta de fotos
Hermosa Postal,
Yo
La porcelana
Algunas lluvias
Los versos
El pasto mojado
La sed
El barro y el hombre
El té,
Yo
Esta plegaria de noche
La inmensidad
Tamaño vacío
El hambre
Las bocas
Los ojos
La paz
Tempestad
Un sabor agridulce
Yo
La leña
Tus manos
Mi pan
La mesa
El hogar
Las migas
La mañana y el sol
Tu nombre,
Ustedes
La calle
Sus ruidos
El asco
Ser parte
De ratos no aguantar
Este balcón
La mirada quieta
La flor,
Ustedes
Mi pasión
La miel
Su existir
Mi vivir
Retratando
El tiempo
La espera
esta reflexión
mi sentir
un remolino
nosotros.

De vuelta

Como una catarata
Todo mi claro
Se hace espuma en las piedras
La lágrima se confunde con el agua
Y el velo es esta carne.
La casa me mira solo
Mi perra jamás se echado tanto a mi lado
Y es hora de parar
Ya el estómago herido anda gritando
Pide
La paz de mis cotidianidades

viernes, 20 de noviembre de 2009

Musa del Temporal

La luz antes del temporal es fresca, el medio día está en paz, en los tonos de la gente no hay odio, el calor ha pasado.

Los labios se me tiñen de una gran cascada gris y clara, tiemblan, no encuentran la palabra, reposan mudos en la cara que siente el aire y llora.
Todo lo que se posa de manera erguida brilla tan feliz su verde y sus aceites, que hasta el barro se auto revuelca entre el caucho de los autos, que mansos, van a almorzar. El ambiente a más de uno le saca una sonrisa bien descansada y es viernes, nadie corre, ninguno ladra, cualquiera puede disfrutar del estar. La armonía es una mujer piel de rocío, de andar suave y perfecto, un suspiro y luego sus dedos, acariciando los cabellos de un niño seco de mundo que vuelve a jugar. Anda por la brisa esta moza que no entiende porqué la miro sin hablar, porqué no como.
La existencia a menudo golpea lo que tiene a mano dañando a las musas hasta escribirlas, yo sigo tomando la rejilla de palabras y seco la mesada pulcra de mis días, que se agobian en el orden que no existe. Afuera el caos vuelve radiante tras los truenos a sus nichos de papel moneda porque se ha sentido en esta siesta, en las gotas gordas de una tormenta veraniega, en la madre tierra que no se olvida de mimarnos entre temporales tristes.
Alguien besa el suelo, otro retrazado, aprieta el acelerador por la misma calle y se detiene metros antes del hombre, abre la puerta, pisa el barro y se acerca, lo abraza y se olvida, siente la vida, como la luz antes del temporal, gris, fresca y verde.

sábado, 31 de octubre de 2009

Calor

El calor vino atropellando flores
Derritiendo las voluntades.
Como una hemorragia
Se abrió paso en el aire
Llenó de polvo los cristales
Transpiró su gota ácida, sobre las pupilas del sacrificio.
Gritó solo y vacuo.
Inhumano

martes, 22 de septiembre de 2009

Aula

Existe ritmo en el murmullo de un curso
En su silencio
En el desinterés que grita
Que alza la voz hasta ser callada
Hasta que dé,
El profesor, bien vestido y tallado a su presencia
Acompaña esta percusión humana
Traza un compás y comunica
Que es importante, que hay que aprenderlo
Que deben despertar a su mañana
En un alarido lúcido.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Vacío

contaminación
dónde te encuentro arbol
cómo te cuento,
acá había monte
sombra
hojas húmedas
dónde te encuentro árbol
cómo te cuento,
a lo lejos se ve el río
demasiado lejos
como te cuento árbol
dónde te encuentro,
desmonte a mansalva
lepra de la selva
gota que cae
y es resina de pino
donde te encuentro árbol
cómo te cuento
que de la hoja que escribo
llora tu pasta,
falta en el aire
eternidad
vegetación
cómo te cuento árbol
dónde te encuentro,
sano

domingo, 6 de septiembre de 2009

Esbozo

Quien mira fuera de foco arriesga su lucidez, empieza a sentirse loco por los demás, nadie espera encontrarse a un tipo caminando a ciegas, de espaldas, seguro y feliz, enfermo. Aquí es cuando deviene la burla, el egoísmo desmedido de sentirse más alto, normal.
Yo anhelo distinto, me gusta el caos por su capacidad de sorpresa, por la potencialidad que tiene a menudo la realidad más discreta de las humanidades de conmoverme, de hacerme trizas, de mostrarme que la quietud de nuestra coteidianidad no sirve, sólo está ahí y nada más, no brilla como la cara de un negro vibrando un golpe en el suelo rojo de su tierra. Allí río y allí lloro, porque esta piel siempre se vio magra, anormal, puta y llana; sin embargo sigue golpeando.
El resto camina, hace caso, se pudre sin sentido, quizá en sus ratos alguno piense en lo que no fue, en lo que quiso y no pudo y en el fondo se de cuenta de que su vida como la de mucha gente a podido al menos encontrase pensando su infelicidad. Lejana a su adentro la normalidad se pasea de lado a lado por el pasillo de un pen house y se siente orgullosa de no ser más que el buen champagne francés que baja por su garganta, burbujeante y fino, demasiado caro.
Un niño tieso y vacío, lleno de hambre, una boca negra que lo traga por la alcantarilla, un perro flaco, una carcajada borracha, un auto arrancando con toda esta furia y el vidrio lavado que se escurre en el viento de una noche que acaricia a los locos, una mano, una moneda y otro auto rompiendo la lastima ajena, volando por el aire al niño, haciendo justicia, acortando el destino.
La muerte es como la seda negra de algún traje a medida, la responsabilidad de cuidarnos, nuestra naturalidad de seguir, el fármaco, la posibilidad entre las posibilidades, una línea mental y su punto y aparte. La voluntad sigue caminando, arrugándose, golpeando el suelo, arrastrandose inconciente y cuando se encuentra caminado de espaldas se ve tan sola que a menudo la enferman, la apartan y la medican. Todos debemos pensar nuestra infelicidad aunque no haga falta, aquí es donde el caos aparece como única alternativa y quien ya lo a tragado camina tedioso de vuelta a su día vacuo, hay otros que lo escupen, su contextura es tan pura que lo rechazan, andan sin rumbo por un sueño que los va dejando flacos.